Personas cercanas y con vocación
Una vida se escribe gracias a lugares y personas que nos han ayudado a encontrar nuestro propio camino. Unos efímeros y otros inolvidables. Esos lugares que hemos caminado sus calles y sus plazas, que nos han visto nacer, estudiar o desarrollarnos como profesionales; y esas personas, a quienes hemos admirado por su generosidad, su conocimiento, su sabiduría o su humanidad.
Para mí, los lugares y las personas que escriben la historia de mi vida comparten una misma palabra: Universidad. Recuerdo como si fuera hoy el primer día que me senté en un aula de la Facultad de Medicina. La grandiosidad de la institución y sus profesores, la responsabilidad por dar lo mejor y la generosidad de toda aquella promoción de Medicina que despertó en mí la vocación de servicio como si de una familia que cuida y protege se tratase.
La Universidad de Alcalá es una de las protagonistas de nuestras vidas, a la que dedicamos los mejores años de nuestra vida y a la que cuidamos y sostenemos con nuestro trabajo y ejemplo. Cuatro décadas después de esa primera vez en un aula como estudiante le han seguido cientos de primeras veces como profesor, porque cada clase es una nueva pregunta por resolver, una nueva curiosidad por satisfacer y un nuevo reto personal por mantener la ilusión y las ganas de aprender y de enseñar.
Hacemos Universidad cuando varias generaciones nos reunimos para pensar, debatir y servir, con una vocación que nos empuja a mejorarnos como personas y como profesionales. Y unas veces aprendemos y otras enseñamos. Unas veces somos tripulación y remamos como uno más y otras tomamos el timón. A lo largo de una vida nuestra responsabilidad dentro de un equipo va cambiando, pero nuestra vocación sigue firme porque somos Universidad allá donde vamos y forma parte de nosotros.
Hace cuatro años depositasteis en mis manos el timón de nuestra Universidad y juntos hemos remado para salir de una de las crisis sanitarias y económicas globales más importantes de las últimas décadas. Dos manos no pueden mover un barco de varios siglos de historia, pero decenas de miles de manos lo hemos hecho posible. Nuestra vocación de servicio -a pesar de lo fuerte que la pandemia ha arreciado en nuestros hogares y entre nuestros amigos- ha sido ejemplar. Hemos creado una gran cadena humana que ha llegado a todos los rincones de nuestra Universidad y nos ha permitido continuar trabajando por enseñar, por aprender, por inspirar y por liderar. El compromiso de nuestra vocación de servicio es compartido y se ha demostrado una vez más. Siento un grandísimo orgullo de poder formar parte de esta gran familia que formamos en la Universidad de Alcalá.
A pesar de los inconvenientes de esta nueva época que nos separa físicamente, pero nos une virtualmente, que nos impide estrechar manos, pero ha enseñado a nuestros ojos a sonreír por encima de las mascarillas, la Universidad sigue avanzando. Nuestro compromiso con un futuro sostenible, guiado por el esfuerzo y la excelencia, con vocación de servicio, y espíritu de liderazgo. Pero, sobre todo, seguimos avanzando con un proyecto hecho por y para las personas. Y este es el mejor de los caminos que podemos seguir compartiendo en nuestras vidas.
El proyecto que os presento a continuación -para los cuatro próximos años- es la suma de las ideas de mejora de muchas personas de todos los ámbitos de nuestra Universidad. Ideas que nacen de vuestro día a día y que podemos hacer posible con vuestra ayuda. Confío que depositéis en mí vuestro voto y juntos sigamos avanzando. Sabed que daré lo mejor de mí para ser merecedor de vuestra confianza y trabajaré sin descanso por nuestra Universidad de Alcalá, porque es tanto lo que tengo que agradecerle que, aunque toda una vida de servicio pueda no ser suficiente, es la mejor forma de honrar el regalo de estar vivos.