Los estudiantes como protagonistas del proceso de aprendizaje
Con la integración en el Espacio Europeo de Educación Superior y la implantación de los nuevos grados, el estudiante deja de ser el agente pasivo, receptor de la enseñanza, y se convierte en el eje del proceso del aprendizaje. Esto supone que el colectivo estudiantil debe implicarse de una forma activa en todo el proceso. Uno de los elementos clave para lograr la implicación de los estudiantes es lograr que la representación de los estudiantes pueda realizar su labor adecuadamente, facilitándola con todos los medios disponibles y garantizando que los estudiantes que realizan esta labor pueden ejercerla con todas las garantías necesarias. Una representación estudiantil implicada en sus labores, además de concienciar a los estudiantes de la importancia de su papel en el proceso del aprendizaje, puede ayudar a encauzar iniciativas y colaborar con propuestas que mejoren la organización y gestión docente. Para facilitar la representación estudiantil deben crearse canales de comunicación sencillos y flexibles, de forma que esta sea fluida y se puedan atender con rapidez las necesidades, demandas y propuestas del colectivo. Estas vías de comunicación deben implementarse en todos los niveles, lo que incluye las relaciones de los representantes estudiantiles con el equipo de gobierno de la universidad, con la dirección de los centros y con la de los departamentos.
La dura crisis económica ha afectado a todos los colectivos, pero de forma muy especial a aquellos más débiles, entre los que se encuentran los estudiantes. Con el objetivo de paliar, en la medida de lo posible, los efectos negativos de la crisis que aún arrastramos, como son, a pesar de todo, las elevadas tasas universitarias, es necesario mantener, e incluso incrementar, las ayudas al estudio que se ofertan desde nuestra universidad. En los últimos años, el programa de ayudas para situaciones sobrevenidas ha permitido que, a pesar de sus dificultades personales, numerosos estudiantes puedan continuar y finalizar su formación. Además de estas actuaciones, es preciso trabajar en otras direcciones, como, por ejemplo, en el diseño de planes específicos de mecenazgo que permitan ampliar las cuantías destinadas a estos fines.
Como parece obvio, una de las inquietudes más importantes de los estudiantes es la calidad de la oferta formativa que reciben: los contenidos, las actividades prácticas, las prácticas externas, los sistemas de evaluación, etc. La organización de todas las actividades relacionadas con el proceso enseñanza-aprendizaje en cada una de las diferentes materias está condicionada por la elaboración de las guías docentes, por ello es muy importante que el profesorado sea cada más consciente de su importancia y que este instrumento académico sea realmente lo que su nombre indica: “una guía” para el estudiante, mediante la cual esté informado de todas las actividades que incluye la organización docente de la asignatura, además de un compromiso que garantice los derechos de los estudiantes. A través de la guía docente, el profesorado debe esforzarse en trasmitir, de la forma más fiel posible, las actividades formativas que desea desarrollar, incluyendo los sistemas de evaluación y calificación. Por otra parte, la implicación de los estudiantes en todos los procedimientos establecidos en el Sistema Interno de Garantía de la Calidad, y su participación activa en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, permitirán mejorar y objetivar la calidad de su formación.
Si la calidad de la docencia es una importante preocupación de los estudiantes, la mayor o menor posibilidad de lograr un empleo tras finalizar su formación universitaria, es, sin lugar a dudas, otra de sus grandes inquietudes. Desde la implantación de los actuales grados, la Universidad de Alcalá ha realizado una apuesta decidida por implantar e incrementar una variada oferta de prácticas externas que complementen las competencias adquiridas en las aulas y refuercen la empleabilidad; así lo demuestran los diferentes rankings nacionales e internacionales, en los que la UAH figura siempre en los primeros lugares cuando se evalúa la empleabilidad de sus egresados (este es el caso, por ejemplo, del QS Graduate Employability Ranking, donde la UAH figura entre las 300 mejores universidades del mundo, y entre las 10 primeras universidades españolas, en empleabilidad). En esta línea, potenciar y facilitar la realización de un Trabajo Fin de Grado relacionado con las prácticas externas puede incrementar la relación del estudiante con el ámbito laboral, lugar que puede terminar siendo su primer empleo, mejorando así la empleabilidad de nuestros estudios. En la misma dirección, incrementar la oferta de prácticas en los programas de movilidad facilitará, a los que utilicen esta vía, la posibilidad de encontrar un empleo en lugares alejados de su realidad habitual. Por otra parte, tras los años transcurridos desde la puesta en marcha de los nuevos grados y másteres, es preciso revisar las competencias contempladas en los diferentes estudios, de forma que se adapten a la realidad social actual y a las demandas laborales. La creación de una nueva oficina de empleabilidad facilitará la conexión entre nuestros estudiantes y el mercado laboral, ya sea en trabajos por cuenta ajena, o generándose su propio puesto de trabajo a través de iniciativas de emprendimiento.
No obstante lo anterior, la formación de los estudiantes no debe estar orientada de forma exclusiva a la obtención de un empleo, a su futuro profesional. La universidad tiene la obligación de fomentar una formación personal completa, como individuo y como persona comprometida con su entorno en todos los ámbitos, de manera que ese compromiso social, cuando abandonen las aulas, les permita convertirse en ciudadanos activos y responsables. Los proyectos de responsabilidad social y sostenibilidad que realiza la universidad están abiertos a todos los estudiantes que deseen colaborar. La participación en actividades deportivas y culturales es un importante elemento formativo que, salvo excepciones, no se incluye en los programas docentes. La colaboración en el funcionamiento y las labores realizadas por asociaciones de ámbitos diversos, organizadas o coordinadas en el marco del Consejo de Estudiantes, puede ser un buen laboratorio en el que comenzar a experimentar cómo será su vida más allá de la UAH.
La universidad tiene la obligación de proporcionar a sus estudiantes una formación integral, como profesionales y como ciudadanos comprometidos con su entorno.